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El Ejército Romano


El ejército romano estaba conformado por hombres de todas las partes de su dominio territorial. Sus miembros eran soldados profesionales: se dedicaban exclusivamente a luchar y defender Roma. En este artículo conoceremos las características de la institución que invadió la mayor parte de Europa y logró que la civilización romana se apoderara de todo el Mar Mediterráneo.
Los rangos

En un principio sólo los propietarios de tierras podían servir en el ejército. Sin embargo, a partir del siglo I a. de. C, cualquiera podía unirse. Los soldados debían permanecer en el ejército durante al menos 25 años.

Si un soldado se destacaba en el campo de batalla, y sabía leer y escribir, podía llegar a ser Centurión, a cargo de unos 80 soldados que eran llamados legionarios. Se llamaba Centuria a una tropa de 80 legionarios. La Legión, a su vez, estaba conformada por 59 centurias. La totalidad del ejército romano estaba conformada por unas 30 legiones. También había otros soldados llamados auxiliares, entre los que estaba la caballería.

Los Centuriones llevaban un palo especial que dejaba en claro cuál era su rango. El palo era utilizado para golpear a cualquier soldado que desobedeciera una orden. Algunos de ellos, los más importantes, también llevaban una armadura especial.

El armamento

Un soldado romano llevaba una espada corta para apuñalar, y una lanza llamada pilum. Estaba protegido por una armadura hecha de bandas de hierro superpuestas y un casco de metal en su cabeza. También llevaba un gran escudo rectangular que tenía curvas para proteger mejor su cuerpo.

El pilum tenía una punta aguda de hierro y un eje hecho de un metal más suave. Cuando la lanza golpeaba el escudo de un adversario, se doblaba dificultando su extracción. El eje de la lanza quedaba arrastrándose por el suelo, molestando al enemigo, quien eventualmente tendría que deshacerse de su escudo.

La batalla

Los soldados romanos debían ser fuertes. Se esperaba que marcharan unos 30 kilómetros al día llevando armadura. También debían transportar su propio escudo, algo de comida y equipo para acampar.

Estos soldados eran entrenados para luchar juntos. Entraban a la batalla formando una línea con sus escudos unidos, uno junto al otro. Si el enemigo les disparaba flechas, los soldados detrás de la línea de frente levantaban sus escudos sobre sus cabezas formando así un techo que servía de protección. Esta formación estratégica se llamaba testudo, lo que significaba tortuga.

El nivel de sofisticación del ejército romano y el entrenamiento de sus soldados le dieron seguridad a Roma tanto en su época de Imperio como de República.



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